miércoles, 11 de julio de 2012

Así en la tierra como en el cielo: Jano bifronte

Jano Bifronte

Poema escrito al cortar una flor y mandársela a alguien
- Por Tomonori
Si no es a ti, a quién le podría enseñar la flor del ciruelo?
La única persona que entiende esta flor es aquella persona que entiende al mismo tiempo su forma y su aroma…



Yo soy la vid, yo soy la puerta, yo soy el camino, la verdad y la vida.
Jesús, según Juan


Jauna Inferni


Toda lágrima enseña a los mortales una verdad
Ugo Fascola

Purifica tu corazón antes de permitir que el amor
se asiente en él, ya que la miel más dulce se
agría en vaso sucio. 
Pitágoras

Está escrito que ella volvió la cara y sus ojos eran duros y ni una lágrima escapó de ellos. Con mano firme el escriba trazó las palabras: que la luz no volvió a brillar para ella, que el corazón se le ahogó en el pecho y que, ciega, camina buscando aquello que abandonó tras de sí.

Coro
¿Quién es el que se acerca por la calle?¿Quién es el que se aproxima que así late tu corazón, hermana, la mirada fija en él?

Doncella
Un cielo sin nubes es su rostro sudoroso, vino añejo sus ojos oscuros, oro sus cabellos.
Prendedme, hermanas, compañeras, sujetadme.
Un estruendo de batalla nace en mis entrañas. ¿No han de conquistarnos los que a nuestro lado moraron?

Coro
Gime nuestra hermana al verle y sus miradas quedan prendidas como el algodón del espino.
Bella entre las bellas es nuestra compañera, aquella con quien jugamos a las puertas de nuestras casas, suave como la piel de un niño, inocente como un cordero que va al sacrificio.
Digno de amor como ninguno es nuestro hermano, aquel que nos consolaba cuando llorábamos, aquel que nos traía flores de la montaña.
Son sus cuerpos como dos cerezas gemelas que nacen del mismo árbol, de la misma rama; sus cuerpos iguales, reflejos. 

Doncella
Mil caballos galopan en mi pecho, sus ijares sudorosos, fuego y pimienta sus alientos. Mis pies son palomas que vuelan a su encuentro, ¿cómo podría detenerlas?
¿Quién es el que a mi puerta llama? ¿Quién es el que me arrastra? Sus ojos me atan, su mano me sujeta, sobre mí pone su enseña, sus pasos me cercan.

Amigo
Un gemir de vientos atraviesa mi cabeza, conmueve mi alma, su sonido como el de espíritus en pena. Mi voluntad es un carro, arrastrado por bueyes sin control, ¿cómo podré dominarlo?
¿Quién es aquella que en lo alto del camino me espera? ¿Quién es la que me llama? Sus ojos son esclavos, su mano se tiende, en su pecho guarda mi emblema, mi palabra es su señor.

Doncella
Son los dientes de mi amigo como perlas, sus labios, seda. A él me dirijo cuando pregunto ¿quién soy? ¿qué buscas en mí?
A la tierra amante te comparo, generoso entre muchos, con brazos abiertos. Como fuego que me espera en casa cuando el frío cae, así eres, cercano y tibio.
A las aguas que corren fui a mirarme y no encontré mi imagen, a las aguas quietas bajé a contemplarme y no me reconozco. En los ojos de mi hermano me miré, en el rostro de mi hermano me busqué ¿cómo no hallarme en el que a mi lado siempre estuvo? A ti te pregunto, a ti, que hacia mi encuentro caminas, a ti, cuyo rostro veo cada día y hoy es como si no lo conociera.
¿Acaso no respiras cerca de mí? ¿no es cierto que la casa de mi madre está junto a la tuya, que sigues mi mismo camino? ¿Por qué me llaman tus ojos?
El mundo nos espera, compartamos la senda que se abre y se divide. 
Dime qué busco. Detente, aliento, alma de mi existencia, ¿por qué digo "mi soledad es como un agujero en el desierto, un pozo en el mar"?

Amigo
Mi amiga es alta como el mimbre, cimbreante como el junco, un arroyo oculto corre tras su boca. Es su piel leche y miel, como nata. A ella salta mi deseo.
Busco risas, ¿y no ríe ella junto a mí? Busco otros ojos, ¿y no es ella la que me mira? Busco perfiles ajenos ¿y acaso su cuello no acaricia mi mano?
Tengo sed y hambre y mi hermana está aquí. Sentado a su lado ella es fresca como el agua, sabrosa como el pan.
Eres la elegida, mi compañera, aquella que yo distinguiré entre todas.

Doncella
Son tus palabras como la canción de primavera a mis oídos. Eres conocido y grato a mi corazón como la voz de mi padre cuando regresa de los campos, como las canciones de mi madre y mis hermanas en la cocina.
Hagan nuestras huellas sendas gemelas sobre el polvo del camino. Corramos con las manos unidas lejos de las miradas de nuestros mayores. Vayamos a las colinas, donde las flores han brotado, tejamos guirnaldas y te coronaré con ellas, trencemos cadenas y te enlazaré a mi cuerpo.

Coro
Bajo la luz del sol caminan, bajo los ojos de los pájaros caminan. Son sus caricias como aleteos de mariposas, sus bocas como pan reciente, sus brazos, enredaderas.

Amigo
Mi amiga refleja mi piel en la suya. Son sus manos como las mías, sus labios como los míos. Mi aliento y el suyo, uno solo. Mi amada habla con palabras de luz, con sonidos como cascadas.
No calles, mi dulce compañera, háblame. Bésame con besos de miel, con besos de azúcar. Di mi nombre, canta para mí, baila, baila la danza de los enamorados.
A la orilla bajas, con pasos insinuantes, recogiéndote el vestido, alzando las manos, agitando las ajorcas. Los tambores marcan el contorno de tu movimiento, tu cabello corre por tu espalda, un río, un torrente.
Ven, hermana mía, ¿acaso no me conoces? Ven a mi lado y me tenderé entre tus brazos, en el lecho fresco, en la hierba verde, apriétame junto a ti y no te vayas, no me dejes solo esta tarde.

Doncella
En los campos, lejos de nuestros padres, mi amigo me llamó y yo corrí a su lado.
En la tarde, perfumada de jacintos, alcé mis tobillos y bailé para él.

Coro
La noche tiene senderos abiertos para los que se buscan en su seno.
Ven, mujer, cuéntanos, los abrazos de tu amigo, sus besos y suspiros. Cuéntanos su piel y su olor, su sabor, su amor y su sueño.

Mujer
Mi amigo me llama con sonidos sin voz, me atrae hacia sí con besos de silencio. Mi amigo es todo comprensión y tranquilidad, todo conocido y apaciguamiento. 

Amigo
Mi amada es un faro en mi corazón, en su regazo la noche es un pez en el río. Ella es una guedeja de lana a mi lado cuando llega la mañana.
Los rayos frescos te iluminan junto a mi pecho, sólo el cielo sobre tus cabellos, cabellos como remolinos de viento, llamas y chispas. Tú eres mi elegida, la favorita, aquella con la que quiero recorrer el camino. 
Ven, mi amiga, comparte mi viaje. Yo seré el que siempre te escuche, aquel que siempre te acoja, el que te cobije. A mi lado caminarás, con mi paso caminarás, no esclava ni dueña, pues yo seré tu compañero, el que siempre esté junto a ti.

Mujer
Aparta tus ojos de mi cuerpo desnudo. Cubre tu cabello con cenizas y huye lejos de mí. Porque soy sucia a los ojos del pueblo, siete veces maldita a tu mirada y la mía.

Amigo
Hablas y es como si callaras, pues no te entiendo. Desnuda estás ante mí y sin mancha tu cuerpo. No puedo dejarme tras de mí, no puedo marchar dejando atrás mi alma.
La elegida de mi corazón es pura como la mañana, como el sol que nace tras el horizonte, como la hierba cubierta de rocío cuando la luz la baña por primera vez. Mi amada es perfecta entre las favoritas, flor entre espinos y sus ojos están cubiertos de lágrimas. Su sendero es el mío, su destino es mi destino. Perderla sería perderme a mí mismo.

Mujer
En la noche oscura oí una voz, en la noche oscura una voz me llamó y habló.
En lo profundo de la noche dejé el calor de mi amigo y escuché el viento, escuché las estrellas, oí los susurros de otras voces, otros cuerpos, otras sendas.
Cogedme, hermanas, asidme, porque en la noche perdí el camino de vuelta a mi amado.

Coro
Tenemos una hermana que salió en la noche, ¿dónde la encontraremos? Nuestra hermana escuchó una voz en la oscuridad y siguió los caminos del viento, ¿quién nos la devolverá?
Aquel que la persiga debe ser más rápido que un corzo, veloz como el aliento. Él no debe desfallecer. Una exhalación para alcanzarla y todo sigilo para no asustarla.
Tenemos una hermana que es un cervatillo lleno de terror. Sus ojos son grandes como el cielo, llenos de estrellas; su nariz vibra de miedo. ¿Quién podrá alcanzarla?

Mujer
Son las palabras de mi amigo blasfemas, están en contra de mí. un muro, una muralla, una torre, así son sus palabras.
Vete de mi lado, porque eres para mí como la sal a la herida, una llama, un arder; como el aire para los peces, así eres para mí, un consumirse, un ahogarse.
Bajaré y me sentaré en el polvo. Me quitaré el velo y cortaré mi cabello. Nunca volverán a llamarme la deseada, la elegida.
Vete, hermano mío, aléjate. La ira es un volcán,  un gemido de cientos, una tormenta sin tino, ruge en mi alma, caerá sobre ti si no te alejas.

Coro
Nuestro hermano se aleja entre sombras ¿quién podrá traerlo de vuelta? Son sus pasos pesados sobre la tierra mojada, cansados como la muerte ¿quién podrá impedir que oiga?
Tenemos un cervatillo asustado, un cordero que llama a compasión ¿quién podrá escucharle? Su pastor se aleja por el camino con loso ojos cogidos a su espalda, su ojos prendidos de la que deja atrás.
¿Quién defenderá a nuestro cordero del lobo, de la noche oscura? ¿Qué pastor se encargará de apacentar a nuestra cabritilla?

 Está escrito que ella volvió la cara y sus ojos eran duros y ni una lágrima escapó de ellos. Con mano firme el escriba trazó las palabras: que la luz no volvió a brillar para ella, que el corazón se le ahogó en el pecho y que, ciega, camina buscando aquello que abandonó tras de sí.



Jauna Caeli
¡O noche, que guiaste!
¡o noche amable más que la alborada!
¡O noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!...
Quedéme y olbidéme
el rostro recliné sobre el amado;
cessó todo, y dexéme
dexando mi cuydado
entre las açucenas olbidado.
Juan de la Cruz

Está escrito que ella volverá la cara y sus ojos encontrarán sus pasos, libres de bruma. Con mano firme el escriba trazará las palabras finales: que sus vidas se iluminarán, que el pasado se diluirá en las aguas de sus labios y que sus  manos se unirán para no volver a separarse. 

Coro
¿Quién es el que a tu lado se acerca?¿Quién es el que te mira con ojos profundos?¿Quién te susurra al oído, hermana, el que hace reír a tu corazón?

Mujer
Es un rayo de sol entre nubes su rostro tranquilo, agua para el sediento sus ojos, sueño para el cansado sus cabellos de noche.
Retenedle, hermanas, sujetadle, no le dejéis que se acerque a mí. 
Un murmullo de canciones me llena por dentro. ¿No han de llevarnos los que de fuera vienen?

Coro
Enmudece nuestra hermana bajo su mirada, calla como un niño ante sus mayores.
Hermosa entre mujeres es nuestra compañera, aquella con la que bailamos en los campos, tierna como el pan, dolorida como un pajarillo en la trampa.
Alta la frente, los ojos sin macha es el extraño, amable entre todos los hombres, aquel que vino a la caída del sol para llevarse a nuestra hermana.
Sus cuerpos son como el fruto y la semilla, se completan como la huella y el pie.

Mujer
Una fuente burbujea en mi pecho, se desborda en mis entrañas, hielo y fuego sus corrientes. Mi alma es una hoja arrastrada por el viento ¿cómo podré dominarla?
¿Quién es que se me acerca en silencio? ¿Quién es el que sin darme cuenta me arrebata en la noche? Su boca me susurra, sus manos me acarician, sus besos me embrujan.

Extranjero
Un susurro de sedas crece en mi interior, un estruendo de caricias y deseo me eleva, me empuja. Mi corazón es un caballo de fuego que vuela a su destino ¿cómo podré detenerle?
¿Quién es la que encontré en la noche? ¿Quién es la que me llama sin palabras? Sus ojos me arrastran, su cuerpo me recibe, su boca me tienta.

Mujer
Son los ojos del desconocido como un bosque en otoño, sus labios un fuego devorador ¿cómo preguntarle quién es?¿Cómo decirle que no sé lo que busca en mí?
Al cielo abierto te comparo, desconocido y cercano, misterioso y amante. Como hoguera en los montes, como abrazo que recoge, llama escondida, luz oculta.
Entre los míos fui a preguntar por ver si te conocían.  A mi madre pregunté, a mi padre, a mi hermano. Te busqué entre los que conmigo caminaban, entre los que en el campo araban. ¿Cómo hallarte?¿Cómo saber? No estabas entre ellos, desconocido, extraño te señalaron, y es como si te conociese.
Tus sandalias están cubiertas de polvo, veladas están tus pestañas, de lejos pareces venir ¿o soy yo la que ha recorrido el camino?
¿Tienes hambre?¿Tienes sed, extranjero? Mi casa es la tuya, tuyas son el agua y la comida en mi mesa.
Dime qué buscas. Detente, corazón, centro de mi vida, ¿por qué digo "tu soledad es para mí como el grito de combate para los que luchan"?

Extranjero
Mi amada es un brote tierno entre mis brazos, una flor delicada, mi deseo palpita en su garganta. Son sus manos una brisa de hielo, sus ojos un pozo de promesas.
En los vientos de lejanos países busqué su risa. En estrellas que no se ves desde aquí busqué sus ojos, el perfil de su cuerpo en desiertos de arena, en yermos congelados.
De mi amada tenía sed y hambre y no lo sabía, por ella mis pies se arrastran heridos. Su sonrisa es fresca como el agua, sólo ella sacia mi anhelo.
Eres la deseada, la ansiada, aquella a la que llamaré esposa mía, mi compañera.

Mujer
Son tus palabras como la canción de la cosecha a mis oídos. Eres grato a mi corazón como la oscuridad a los ojos heridos.
Sígueme, extranjero, caminemos hasta mi casa, a la casa de mi madre. Ven a mis campos, donde se recoge la mies, vayamos al lagar, al huerto junto al pozo; verde está la vid y el fruto maduro, es hora de coger lo sembrado. En tus cabellos enredaré trocitos de paja, con racimos y pámpanos te coronaré.

Coro
Bajo la luna caminan, bajo ventanas oscuras, junto a puertas cerradas caminan. Son sus corazones como monturas desbocadas; sus brazos como el plomo, sus bocas como harina.

Extranjero
Es la piel de mi amada leche tibia, un reflejo de otros mundos. Son sus manos como palomas salvajes, sus labios como la púrpura. Mi elegida relumbra callada como faro en la noche. Su aliento atrae al mío como la flor a la abeja.
Escucha, mi bella extraña, escucha: el silencio es tan hermoso que sólo tu voz puede romperlo. Bésame con besos de licor, con besos que marean. Ven, baila junto a mí, la danza secreta, la danza olvidada.
En la noche te acercas, con ojos de estrellas, con ojos como luceros, cercándome con tu cuerpo, rodeándome con tus brazos. Sigues ondulante los remolinos de los cantos, alzando las manos, descubriendo tu rostro, soltando tus cabellos, un crepitar, una llama.
Ven, mi destino, ¿acaso no me deseas? Ven a mi lado, tiéndete entre mis brazos y te apretaré junto a mí, tiéndete y no te vayas, no te alejes.

Mujer
En los bosques, en la noche, el extranjero me llamó y me encontré a su lado.
En la oscuridad, embriagada de risa, solté mis cabellos y bailé junto a él.

Coro 
Tiene la noche rincones de olvido para los que se encuentran en ella.
Ven, amada, cuéntanos, los abrazos de tu amado, sus besos y sus palabras. Cuéntanos su piel y su olor, su sabor, su amor y su sueño.

Amada
Mi amado me nombra en la oscuridad aunque no sabe mi nombre. 
Mi amado es todo paz y ternura, todo tormenta y deseo.

Amado
Mi amada es un refugio en la tormenta, una hoguera en el alma, a su lado no existe la noche. Ella es una perla en mis brazos, refulgiendo en la mañana.
El sol te ilumina, tus labios junto a los míos, sólo luz en tus ojos, ojos como hierba, como un profundo mar, labios como un rayo, un relámpago, una furia. Tú eres la deseada, aquella en la que encontraré mi hogar.
Ven, mi esposa, mi camino acaba entre tus manos, déjame quedarme a tu lado. Yo seré el que te proteja, el que te recoja y se caliente a la luz de tu fuego. Junto a mi corazón permanecerás, compañera, dueña de mi vida y mi alma, tú y yo uno solo.

Amada
Aparta tus ojos de mi cuerpo desnudo, extranjero. Sigue tu camino y no vuelvas la vista atrás. No me mires, no me avergüences, márchate.

Amado
Hablas en lengua extraña y mis oídos no pueden entenderte. Cerca estás de mí, atándome con tu amor a esta tierra. No puedo dejar el sol y hundirme en el profundo abismo.
Mi amada es blanca como nata, como crema; sin mácula como un recién nacido, como una flor apenas abierta, un melocotón sin señal, perfecta. Mi amada es cabal entre las mujeres, día en medio de las sombras y su rostro está salado de dolor. Soy de mi amada, como suyo es mi futuro y mi vida, como suyos son sus pensamientos. Junto a ella está mi sitio, el calor de mi hoguera.

Amada
En el día claro oí una voz, en el día claro una voz me llamó.
En el calor del sol dejé el abrazo de mi amado y escuché la voz de mi madre, escuché los campos y los huertos, el susurro de las cocinas y el río.
Soltadme, hermanas, dejadme, porque en el brillo de la mañana no encuentro el hogar de mi esposo.

Coro
Tenemos una hermana en la casa, la más pequeña ¿cómo la casaremos? Nuestra hermana no sale al pozo, no acude a la fuente, ¿quién la desposará?
Aquel que la busque debe ser un río, un mar, profundo y fuerte, tierno y firme. Él no debe desfallecer. Un lago para anegarla y todo fluidez para sujertarla.
Tenemos una hermana que es una oveja llena de terror. Sus ojos son grandes como el cielo, llenos de nubes; sus costados palpitan de miedo. ¿Quién la sujetará?

Amada
Son las palabras del extranjero una bella mentira que no quiero escuchar. Una presa rota, un río que se desborda, así son sus palabras.
Aléjate de mí, porque eres un eterno sendero, un anhelo, un sinfín; tus palabras no son sino agua para el mar, fuego para el sol.
En el seno de mi madre me esconderé, en lo profundo de la casa, con velos oscuros me cubriré. Nunca me llamarás esposa mía, dueña de mi corazón.
Vete, extranjero, a los horizontes que adivino en tus ojos. Tu ira es hiel, acíbar, vibra en tu interior, caerá sobre mí si no te marchas.

Coro
Permanece el extranjero junto a nuestra hermana, junto a la que yace a su lado ¿cómo no amarle? Es su abrazo un llanto desesperado, sus lágrimas sujetan la voluntad ¿cómo no escucharle?
Tenemos una oveja perdida, un cordero que no encontramos, ¿quién lo recogerá? Su pastor lo acuna en sus brazos, lo retiene junto a su corazón, él calma su temblor con palabras dulces.
¿Quién se enfrentará al pastor?¿Quién podrá robar a nuestra cabritilla? En los más verdes pastos se apacienta nuestro cordero, vigilado por ojos certeros, protegido por brazos tiernos.

Está escrito que ella volverá la cara y sus ojos encontrarán sus pasos, libres de bruma. Con mano firme el escriba trazará las palabras finales: que sus vidas se iluminarán, que el pasado se diluirá en las aguas de sus labios y que sus  manos se unirán para no volver a separarse. 

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